El proyecto propone un único edificio capaz de organizar el espacio que le rodea aportando un referente, pero evitando todo tipo de barrera física en el lugar. Por otro lado, se pretende ennoblecer el programa cotidiano de la vivienda con el diseño de un elemento singular, materializado en un “prisma ideal”, lo más esbelto posible. Se recurre a la forma del cuadrado a fin de conseguir las menores longitudes de fachada y, acentuar así la idea de verticalidad.

Se potencia el “concepto de torre” como elemento dominante del territorio, por un lado se ubica en el punto más alto de la parcela y por otro se explota la mirada privilegiada que el elemento torre ofrece sobre el paisaje. La selección del cuadrado como figura base nos proporciona además una visión adireccional del mismo.

La “figura monolítica” de la torre, que alberga el programa de viviendas, se reafirma al enfrentarse al elemento horizontal en que se desarrollará el programa de cafetería y centro social. Se aprovecha el desnivel del terreno para introducir este volumen en el espesor del mismo. Se trata de una actuación silenciosa que no atenta contra las características de unidad y verticalidad de la torre.

El trabajo en el terreno ayudará a definir por un lado un espacio público, plaza, dirigido hacia la torre y la entrada al centro social, y por otro lado los accesos a cotas diferentes del edificio viviendas y del centro social. Quedan así bifurcadas de forma natural la circulación de carácter público, propia de la plaza y centro social, y la circulación de carácter privado del edificio de viviendas. Sin embargo, ambas participan en la activación del espacio común.

En la distribución interior de la torre se crean espacios de encuentro y de comunicación, prolongación de la superficie de la vivienda hacia un lugar capaz de potenciar las relaciones comunitarias. Estos espacios retoman la vocación vertical de la torre, convirtiéndose en puntos de encuentro entre varios niveles. Gracias a un sistema de desplazamiento de la vivienda tipo en la planta se van liberando diferentes esquinas del prisma a medida que la torre se desarrolla en vertical. Se persigue pues, en todos los aspectos de la torre, la intención original de cuidar igualmente cada una de sus direcciones.

Las viviendas se orientan aprovechando la condición de vivienda en torre y su posibilidad de alcance visual sobre el territorio. Por tanto, cada una de ellas se ubica en esquina, apropiándose de un máximo de fachada y ampliando su campo de visión.

Dadas las características requeridas en estas viviendas de reducidas dimensiones, se plantea un único tipo de distribución de las mismas en él que se intenta conservar la espacialidad reduciendo el número de particiones. Por otro lado, se respetará la condición de fachada como vista panorámica continua sobre del paisaje, liberándose el plano de fachada de todo corte de partición.

Se pretende una solución constructiva y estructural lo más simple posible. La estructura de la torre se compone de un sistema mixto de pórticos bidireccionales de 5,10 x5,10 m y de pantallas, que resuelven el tema del esfuerzo del viento y coinciden con los muros que envuelven el núcleo de comunicación vertical. La fachada está compuesta por dos capas distanciadas por el espesor de los pilares perimetrales. La piel interior se construye con la mayor superficie posible acristalada del porcentaje hueco / macizo, de tal modo que se explote al máximo la relación entre exterior e interior. La piel exterior proporciona protección solar a las viviendas, así como protección frente al viento en las terrazas y espacios comunitarios en altura. Se construye con un sistema de lamas de vidrio practicables en los que varía su grado de opacidad según el programa que envuelva, será más opal frente a las viviendas y prácticamente transparente frente a las terrazas verticales. Además del aspecto funcional, esta piel unitaria vendrá a reforzar el aspecto monolítico de la torre.